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La profundidad del surco, el borrón
del que equivoca la ruta y el poema
toma caminos inciertos y aledaños,
perdiendo amor en el proceso.
Y las luces de los cargadores pasan a ser una,
el hecho de una habitación menos luminosa
es la certeza,
como la fruta que se pudre en el refrigerador.
Entiendes al fin
que congelar no conduce a nada:
Que todo lo que vive, está muriendo.
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