Fútbol Soccer.

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La cancha tiene la distancia precisa e infinita del sol entre los arcos no existe pasto, es maicillo quien gobierna la piel y sangre joven de la pobla. Ahí triunfa el nombre extranjero, el Bryan se la pasa al Jordan y este al Byron el que apunta arriba y cruzado bajo el travesaño y mira al Yeison, a los ojos, mientras introduce el gol. Ahoga el grito de la misma manera, exacta al de la noche anterior, en la misma cancha, exactos y solos también con el Yeison (y también, mirándolo a los ojos)

Flor de papel.

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Volver a oler flores de plástico
y encontrar cercanía en el alcanfor
más que en el aroma a verde tierra.

Ser un bicho de ciudad / Establecido
y no resentir los grises, el aceite humo:

La bilis / de capital sobreexigida.

Oler las flores artificiales
no cómo Kavafis, porque no le gustaría
un barrio tan mierda como este.
Hay tan poca magia entre la esquina
y las otras, entre la gente y la cancha.

Dadme un trozo de país y lo volveré
un antro, de a poco,
dadme un universo para transformarlo
poco a poco:

El poema no vive en el poeta,
eso más bien,
es una visión masturbatoria.


Rojo (R)

En un principio el verbo se hizo carne
y piel, y sangre, y vino al mundo a descubrir
una respuesta. Creó un sol y un suelo
uno arriba y el otro abajo.

Vio todo lo que había hecho; y era bueno.

Hizo el agua y la nombró, puso peces, ríos, lagos
a la tierra la tejió como un sueño que tuvo,
donde bajo un árbol se vio convertido en bosque
y de nuevo en rama, en hoja y en fruto
el que imaginó rojo como el deseo
de verla tan cerca y tan lejana.
Hasta que un día la carne se hizo verbo
y el rojo se convirtió en palabra:

Eva - al fin dijo.

Y Eva respondió.


Verde (G)

El aire exige un pago por permitir
que las plantas críen a estos hijos de las rocas
a esta mezcla de agua con barro:
Las voluntades verdes hechas carne
a modo de una figura maternal.

Porque los arboles guardan en sus hojas
una secreta intención de movimiento
las que roban a los seres en las sombras
huyendo, en los pasos de los hombres.
Permiten a su vez, a las aves penetrarlos,
porque ellos saben, que en el coito,
está el secreto de volar.


Azul (B)


Hay un recorte de agua azul
por donde un capitán, mira, a lo lejos
un reducto pequeño y melancólico
que le trae las conversaciones
con un amigo que tuvo y se mató.
Recuerda una historia que contaba:

"La vida rara juntó, una vez, a un sujeto muy raro con una mina muy rara.
Era una tarde rara de un domingo muy raro.
Ella, que era muy rara, le abrió su alma al sujeto. 

Así, gratis.

Al sujeto, raro también, le pareció muy raro todo eso. 

Muy raro.

Así que entro en ella. Y se quedó."


Blanco (RGB)

La síntesis aditiva de los colores
rojo, verde y azul
dan el valor acromático blanco,
que es igual en consecuencia a la fotorrecepción 
de una luz intensa constituida 
por todas las longitudes de onda del espectro visible, 
por tres longitudes de onda (larga, media y corta) 
o por dos longitudes de onda complementarias.
como el prisma marino de los muertos
o el oropel absoluto de las cosas
del reflejo que deja una calle al mojarse
un olor a pasto húmedo que trae consigo
los recuerdos de los libros de la infancia
que brillan presentes en la memoria:

Como un niño / que enloquece por amor.

Un ser tembloroso de hojas secas
y muchos fantasmas, una procesión
de ideas que no cuajan, una tabula rasa
donde se pone un punto aparte,
y se escriben unos versos que no pegan,
con colores diferentes,
porque en resumen
odiamos el vacío.
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Hoy leí un poema de Tellier e intenté comparar la felicidad
con un leve deslizar de remos en el agua.

Para mí 
fue la visita de mi hija este fin de semana, 
adornar un árbol navideño en su pieza,
leer otros libros de Oscar Wilde,
jugar el día antes en el parque, cambiar la arena por agua,
aguantar la respiración para cruzar y besar.

Quise atrapar la plumilla de cardo 
para detener la huida de toda la estación,
pero quería detener el tiempo.

Eso fue para mi la felicidad.

Lo que queda después es más bien triste:
Apagar las luces de su dormitorio
y cerrar la puerta, hasta su próxima visita.
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En los planetas hay una constante
de atracción y lejanía entre los cuerpos.
En el viento del sur, la montaña,
en la brizna que antagoniza la ciudad.

Hay un elemento, una causa común
en las imágenes: El macromundo.
Los pequeños detalles del cosmos,
una distancia certera entre la piel
y el tocar y el no tocar
tu galaxia repleta de lunares.
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La fracción pequeña del error
el porcentaje de fractura
en los carros de arrastre de La Vega
pueden marcar el hito en las acciones
hacer que las bolsas se desplomen
o asciendan a las nubes.
Esas mismas nubes
con que sueñan
dos indigentes en un colchón
en la esquina de Lastra con La Paz
y los empresarios esos
de la fruta
y las verduras.
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