Sin Titulo.

.
.

Y en donde quedo ir a ver lo blanco de las notas,
los silencios.
Estirar los besos en fusas corales,
separar los amaneceres,
los ocasos escondidos/en tus ojos,
en el triángulo de tus bermudas,
de la maravilla enclavada de tus pechos,
en el aire que se aloja en tu regazo.
Y expiro un poco,
y muero,
y un poco muero,
cuando te escucho cabalgándome la noche,
agitando en tu sudor todas mis noches,
y las estrellas mueren conmigo
pequeño y perdido bajo cometas fugaces,
esperando la música que acompaña tus temblores,
y cierro los ojos y veo
por fin veo,
lo blanco que se esconde entre las notas.
.
.

Sin título

.
.
Este poema se acaba
cuando termine el cigarro.




Uno que encendí mal.




Y que,

a prisa,

en el humo,

se lleva un recuerdo,

la añoranza aquella
de buscarte en las canciones.



Reconocerte en las sombras.




Y aspiro la mitad,
se quema.

El ruido de la calle,

ese brillo bonito
de tus ojos,

cuando te llueve
por dentro.





Transitando,

como si fuéramos a estar
callados,

viendo una colilla

botada






al medio de la plaza.

Lluvia

.
.
Esperaba que supieras esconderte mejor
bajo la lluvia.
Y no es que ande buscándote, 
ojo,
es que te me apareces,

en el reflejo mudo de mi cama,
en las gotas te veo 
y salgo
y me mojo, y quizás,
en la alameda brillante,
encontrarte de improviso,
ver tu espalda y tambalear.

Perderte de nuevo,
atravesar la esquina
y olvidarte,

ahogarme en esta lluvia cómplice que esconde.No sabes, te busco,
mojándome de nuevo en tu olvido.
Y me siento solo,
mientras pasan esos niños con paraguas
y los veo.

Se confunde mi cara con la lluvia,
y con la música,
que suena y suena en mi cabeza.

Es la lluvia, no eres tú, es tu lluvia,
que no puede alejarse de mis ojos.

Naufragio

.
.
Eres un barco armándose,
un filón aguerrido al fondo de la noche.


Cuando miras, no sé,
cuando me miras,
traes un ritmo furioso de tormenta,
una noche brillante,
una calle mojada por el viento.

Y me pierdo,
sin querer,
te pierdo,
te arrojas vehemente hacia el abismo.
Y me golpeas, abierta,
cruel
y amante.

Soy faro sin guía,
busco tu toque callado,
en la sombra
de las mariposas
finas que se descuelgan en tu techo
cuando me escondo y calo
mojándome aturdido
buscando incansable tu abrazo
y tus besos.





Sin Titulo.

.
.
A lo mejor,
sentir tu mano
siempre helada,
tu abrazo
caminando,
sin importar
el trafico
y la gente.
El oropel
de la esquina
mientras
me das un beso,
y pienso
atardeceres rojos,
en tu boca durazno,
el sabor que tuve
el día
que escuchamos juntos a Violeta.
Maldigamos todo
dijiste
y yo maldije
a la tierra
y a tu llanto
peliamos,
haciendo sin querer
al mundo mas bello,
menos sufrible,
iluminamos
para siempre a la vida.
Y me jure amarte y respetarte
me prometí buscarte en tu melancolía,
recorrer de punta a cabo
el filo de tu cuerpo,
y olvidarme,
a veces,
olvidarte,
para tener
algunos días,
esa dicha inmensa
de encontrarte.

Por primera vez.

III

.

Detrás de las manos tuyas,

están tuyas,

mis manos.

Y de tu aliento a la par,

el mío.

De tus suspiros.

Por cada uno que lanzas

yo que me lanzo al vacío.

Y vuelo,

para alcanzar,

a meterme en un beso.




Y te beso.

II

.
.
Hoy al salir,
vi un árbol gigante colgando de la puerta,
vi un mundo arrumbado,
escuché por fin la voz de mi padre.
Creí perderme en unas calzas negras
en un traje a rayas
azul, bien bonito,
a lo lejos, creo, pero no estoy seguro,
el sonido distante de unos caballos de fuerza,
de un sombrero o era un gorro,
recorrí una alfombra,
le di la hostia a un perro,
maldije a la realidad,
pero después la besé.
En cada uno de los pies unas botas del otro,
encima una pluma.


(Sentí volar a las palomas).


Me arranqué la piel
y te vestí con ella,
recé con fervor a cada uno de los dioses
que habitan dentro tuyo,
al de tus orejas,
al de tu ritmo,
al de tu espalda.
Por poco, casi por poco
no alcancé a montarme arriba de la aurora,
por poco,
casi
por
poco,
me vence el caos, me rindo y no despierto.


Y te veo.

I

.
.
Si el origen subiera
seguro y potente
en ascensores,
y bajara despacio,
tenue,
casi frágil,
en paracaídas.




Se deshiciera enjambres
y entonces,
en penumbras,
corriera desnudo de todo y olvidara,
los gritos del universo que nace
al mirarte,
y a los girasoles esos,
del segundo círculo de Dante,
entonces,
si sueño,
si con todo esto sueño.




Soñaría contigo.

Cuenta

.


.


Llevo once (doce) cigarros


y cuatro sakes


y sigo escribiendo


alcoholizado


fumado


total


a


hora


deberé


bajarme de la mesa.

.
.
Estás tan presente

que hasta en el baño te pienso.
.
.
Parece tontera que lo diga,
pero últimamente mis versos
giran y giran,
parecen satélites
rodeándote,
¿Te habrás dado cuenta?
que todo lo que escribo esta
para/por/sobre/
ti.
Es una tontera lo sé,
y eso es lo que lo hace entretenido,
por lo menos para mí,
que borracho,
escuchando nueva ola italiana,
borracho,
no dejo de escribirte,
y son las una y tanto.
.

Traigo mariposas en los bolsillos,

mentira, no son mariposas,

es la notita que dejaste sobre mi computador.

Pero, es que para mí, 

en realidad son lo mismo.

.


Una letras,


solo unas letras te regalo,


no es mucho pero,


para mi es importante que lo sepas.

.


Un día vendré a raptarte,


no te diré cuándo.



A ver si estarás lista para entonces.

.
.
Estaba leyendo un poema
de un amigo,
uno
uno que se mató.

Él decía:
"Mi novia tenía dos manos derechas"

y yo,
replico:
"La mía tiene dos manos izquierdas"

Es lógico ¿no?
porque tú
tienes las dos manos izquierdas.

Y en aquellos días
magentas,
no sepias,
días violentos,
cuando avanzamos contra la corriente,
me agarras tú
con tu izquierda / tu zurda diestra
y yo
agarrado-agradezco
que estés (aquí)
aún conmigo.

.


Eres malvada, pero no lo sabes,


te apareces todas las noches


en mi pieza oscura,


y no es el cenicero una lámpara,


y no son mis cigarros relojes,


aun así me sirven, te espantan,


cuando escondida me soplas la oreja,


y yo no me concentro,


es una novela por la cresta,


una novela lo que quiero escribir,


no son tus ojos,


deja de mirarme en todos los ojos,


deja de besarme por las noches.


Estoy aburrido de despertar con tu sabor en mi saliva.

.
.
Hoy se murió Gonzalo Rojas,
y yo me muero de a poco también,
todos los días,
de a poco,
fumando, esperando, tomando café,
es que él es seco, siempre te lo dije,
viejo seco y calentón,
alguna vez escribir como Rojas pensaba,
y pensaba
conocerlo y decirle:
¡Don Gonzalo!, yo a usted lo admiro,
¿Por qué no me explica cómo puedo cambiar mi mundo?
o mejor aún
¿Cómo puedo cambiar el mundo de ella?
Y se murió Gonzalo Rojas
y yo, de a poco me acerco,
ya no pregunté, supongo que
el mundo girará y girará,
y tú alguna vez
recibirás una carta amarrada con un cinta verde
y adentro, escondida entre líneas, estará
mi/tú mundo privado.

.


.


Te cuento, se quejó el basurero,


de que tanto y tanto, boto y boto,


hoy me reclamaron las cucarachas de la cocina,


que son las tres y yo aún aquí pensando,


la lámpara se niega a apagarse,


la cama se vota en huelga,


me pregunta por tu olor y por tu aliento,


la almohada te extraña, eso me encargo decirte,


mis sillas no tienen quien se suba sobre ellas.



Eso no más tenía que contarte.

.
.
.
Entre los dos escribimos poemas de ausencia.
Quizás yo no tanto, más bien,
voy escribiendo poemas a la ausencia
de ti,
y tú,
quizás un poco,
escribes poemas al futuro.
El hecho claro es que escribimos,
juntos,
un pequeño poema que nos ama.

Noche

.
I

Aborrecí
por un tiempo
el olor
que dejabas en
mi catre duro, cuando
te encontraba
en un pelo,
en una mancha.
Odié
en verdad
a las almohadas
que respiraban en ti.

II

Alguna vez
te llame
puta, mi puta
mágica,
te llamé
con mil
nombres,
blasfemé
a tu tacto
insurrecto, a tus ojos
enormes
iluminando la
noche enorme
también.
Gigante.

III

Si quieres
podrías
de repente
salirte
de mi cabeza
por un rato, si
quisieras,
si es que yo
quisiera,
si quisiéramos
en verdad
querer cambiar
al mundo.
.
.
El infierno no son los otros.






Somos tú y yo queriendo amar al mundo.
.

No aparezcas/no persigas/no llores/no pienses/no explotes olvidada entre jazmines/no tomes mi mano/no te entregues/no juzgues mi corazón ensangrentado/no salgas/no leas/no sientas/no mires/no corras/no olvides la sal del cuerpo/no olvides/no crucifiques la flor inexistente/no comas/no muerdas/no huelas los colores/no tomes/no menciones/no cometas pecados capitales/no te calles/no seas una sombra de ti misma/no busques/no transes/no te lances en paracaídas/no encuentres/no mientas/no me extiendas los brazos/no niegues/no me niegues.


Solo ámame.
.
.

Baquedano

DSCF4297



Baquedano. El cierre de puertas me despabila, dejo de mirar lo que pasa afuera. Advierto que ella está frente a mí.

La miro, fríamente, como pensé durante años. Sus ojos grandes y llenos de súplica no se despegan de los míos.

Piden silenciosamente una respuesta.

La mirada de hielo surte efecto, bajo la vista un instante, sintiéndome el peor de los hombres.

Otra Estación.

Miro nuevamente para decir que la perdono, que todo está bien, que la quiero. Que siempre la quise.








Pero son unos lentes, los mismos de quien subió tras mío, los que reflejan mi cara terriblemente pálida.

Búsqueda.

DSCF2272

Intentaba a veces buscarte en un verso,
en una palabra,
en una radiografía que encontré caminando por afuera de Salvador.
¿Te acuerdas?
De esas caminatas eternas sin un sentido aparente,
y las ganas
de colgarse a un árbol forestal y parecer por un segundo niños.
Yo me acuerdo de tus ojos,
y de tus manos,
agarrándome urgente para atravesar la calle,
del paseo Huérfanos con Ahumada,
imaginando autos,
perseguidores implacables,
y de las micros,
y los relojes,
del grande de San Francisco y del pequeño de mi cuarto,
de la presión atmosférica,
de una señora con paraguas,
de unas palomas.
Y como te burlabas tú de las palomas,
deberían ser el ave nacional decías,
no he visto ningún cóndor pero sí miles de palomas,
alegrando ancianos, persiguiendo perros te decía,
amanecen contigo las palomas,
amanece todo contigo, continuaba,
es que te extraño extraña y extraño también tu olor a medianoche,
y tu olor a tarde,
y a columpios,
esos malditos columpios que tienen balanceando a tu sonrisa,
y a mis llaves.
Se llevaron contigo algún rastrojo mío,
no lo encuentro,
de verdad,
te buscaba entre líneas,
y si no te encontraba tiraba más y más líneas,
quizás tomaba un vaso de vino,
o conversaba con alguien,
pero en realidad siempre te estaba buscando,
es que estabas, en verdad estabas,
en los titulares del diario,
en los obituarios,
en las palabras,
en mi ducha,
nadando al fondo del café,
en la música.

¿Te comenté alguna vez que intenté buscarte en un verso?

Bicicletas

Bicicletas

Juntos, arrumbados, así, como que estuvieras un poco sobre mi.
Amarrados, entramados, como aquel par de bicicletas.

Soneto

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.
.

Porque al hablar de ti, sin ti, ahora,
alzar una plegaria en el poema,
sabiendo que sin ti, no existe ciencia.
No hay preces, ni dolores, ni pesares.

Porque al viajar me voy y me hago fuerte,
recorriendo los bosques terrenales,
el gorjeo del ave primeriza,
va marcando la senda de mi sangre.

Entonces vienes, cruzas mi camino,
encrucijada en sueños hecha carne.
Encierras a mi voz y a mi destino.

Entonces vengo yo, seguramente,
a hablar de ti, de mí, de los poemas,
y del penar que nace al encontrarte.
.
.
.



Beso

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Cuando me das un beso
me estás regalando un desierto florido.

Y si yo, sonriente, lo acepto,
estoy aceptando con él,
al mar de tu vientre.
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.
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Mirada.

mirada
.
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¿Viste?, despues de tantos años, aún reconozco tú mirada.
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Palomas.

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La historia se tranca subiendo las escaleras, caminando los pasajes,
por Phillips,
hacia la plaza libertad de prensa,
escribo,
mirando tetas blancas sumergidas en poleras blancas de algodón.
Escribir poesía en puro papel pizarra.
Pasear al centro, evitando Huérfanos y Ahumada,
mirar al mendigo y pensarlo (para variar un poco) como a un igual,
o sea igual de cagado que uno, pero menos servicial y dócil,
con menos vocación a borrego y más de hiena,
de buitre, de langosta,
no tan cordero ni cerdo,
con menos tinta en la pluma, pero con más oficio.
¿Sabe si nos hemos visto alguna vez caminando en direcciones opuestas?
Estoy seguro, yo la recuerdo,
estaba en mis sueños de caminante frustrado, de peatón combustible,
usted formaba parte de esa gran cara anónima que nos devuelve y nos avanza.
¿Es que no me reconoce señorita?
Soy yo, camuflado entre la corbata y los oficios,
agazapado esperando a que pase la 307e,
la 314, la 303, el alimentador 2 de la línea 4J, cualquiera,
no soy digamos un cazador muy exigente,
compro lo primero que encuentro en el persa Bío Bío.
Estoy, estamos, digamos,
haciendo la fila en el supermercado,
avanzando lentamente entre productos alternativos,
mirando por las cabezas como se nos absorbe la vida,
subiendo escaleras mecánicas, marcando las tarjetitas bip,
recorriendo el gran campo de cemento,
la alameda, la plaza de armas, el boulevard de los Mall Plaza,
sentados en una banquita finalmente,
alimentado con recuerdos a un grupo incansable de palomas.
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Sombra.

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Y entonces te vi,
musa despreciada del día y de la noche,
mirando la ventana como un pálido reflejo,
de lo que realmente es.
Como si un día todo cambia y se te adentra el sexo
y fuera otra la que te desviara la mirada,
y te escondes camuflada entre enredaderas negras,
cerrando miradas lascivas y apretones de dientes,
y te armas las manos con unas joyas prestadas,
y devuelves las miradas,
amazona kabuki, valquiria,
a tu imagen pálida, a los apretones lascivos,
y te das vuelta las ropas
y te vistes de alma,
y sales a recorrer las calles de noche,
despreciada.
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Final.

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Con la mansedumbre propia del buey, la marciana mordía lentamente el durazno jugoso, mirando por sobre su alto trono el arbitrio que sus congéneres hacían de los pocos seres humanos que quedaban, separándolos a su diestra y su siniestra.
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¿Te acuerdas?

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Mapocho - La Vega
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- Mira vieja, ¿Te acorday que así paséabamos nosotros en Rancagua?

- Cállate viejo y pasa pa'ca la chela, es que no quiero acordarme.

Tri-Ciclo

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Tri-Ciclo


Ahora que te veo me doy cuenta de que todo tiene un sentido. Algunos lo llaman destino, otros un plan celestial. No falta quien dice que es un gran poder cósmico el que nos mantiene a todos unidos. Pero para mi todo se resume en verte a ti montada en tu triciclo. Saber que ya no puedo hacer nada más bello en el mundo, que eres lo más perfecto que pudo salir de mi. Creo que el hecho que me hayas elegido responde sin lugar a dudas a un ciclo. Un ciclo tuyo aprendiendo a vivir con nosotros, un ciclo mío entiendo como algo tan celestial puede estar acompañándonos y un ciclo nuestro, ese que iremos construyendo juntos, de a poco, como nuestro tri-ciclo.

Balcón

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Balcon - La Vega

Cuando levanto la vista no veo al terrible tiempo llevándose todo. Te veo a ti.

Te veo de 9 años siendo la niña más linda de todo el mundo y protegiéndote del sol en tu balcón, ese que aún huele a frutas y a recuerdos.
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leyendo


Dicen que los ojos son el espejo del alma. Dicen que hay miradas donde se te permite perderte y donde da gusto naufragar.

Pero para mi es la extensión de tu piel, la yema de mis dedos recorriendo tu tacto lo que me trastorna. Es saberme un lector de tu irregularidades, de tus voluptuosidades y de la profundidad que albergas lo que me hace morir y saberme un poco más cerca del paraíso.
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Había una canción antigua que desbordaba enero en todas partes,
hablaba de ti,
del sol,
del agua,
de las bocas que habitan entre mis manos,
de la sal marina del sudor nuestro,
de mi sueño que es en parte un sueño dentro tu sueño.
Una vieja y triste canción que te hablaba sin nombrarte,
como si alguna vez llovieran pétalos
y floreciera el cielo donde has pisado,
cantaría entera desde el fondo de mis ojos
las notas arreboles que te definen, vieja canción acompañante.
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