Sin título

.
.
Este poema se acaba
cuando termine el cigarro.




Uno que encendí mal.




Y que,

a prisa,

en el humo,

se lleva un recuerdo,

la añoranza aquella
de buscarte en las canciones.



Reconocerte en las sombras.




Y aspiro la mitad,
se quema.

El ruido de la calle,

ese brillo bonito
de tus ojos,

cuando te llueve
por dentro.





Transitando,

como si fuéramos a estar
callados,

viendo una colilla

botada






al medio de la plaza.

Lluvia

.
.
Esperaba que supieras esconderte mejor
bajo la lluvia.
Y no es que ande buscándote, 
ojo,
es que te me apareces,

en el reflejo mudo de mi cama,
en las gotas te veo 
y salgo
y me mojo, y quizás,
en la alameda brillante,
encontrarte de improviso,
ver tu espalda y tambalear.

Perderte de nuevo,
atravesar la esquina
y olvidarte,

ahogarme en esta lluvia cómplice que esconde.No sabes, te busco,
mojándome de nuevo en tu olvido.
Y me siento solo,
mientras pasan esos niños con paraguas
y los veo.

Se confunde mi cara con la lluvia,
y con la música,
que suena y suena en mi cabeza.

Es la lluvia, no eres tú, es tu lluvia,
que no puede alejarse de mis ojos.
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