Pintaré

Pintaré
un jardín de amapolas y alhelíes,
en cielo de estrellas fulgurantes.

Mientras tú
Dormida me soñabas los pinceles
y las telas, arrebol en bastidores
de tus ganas.
Mientras yo,
con tus lágrimas combino mis colores
el rojo en jacintos,
Y el azul, lo trasformo en amarillo
Verde trigo, en un clavel.

Pintaré
un jardín de amapolas y alhelíes,
en cielo de estrellas fulgurantes.

Mientras tú
Te mueves tan inquieta en la cama
Moviendo ese cuerpo pequeñito
Estremeciendo a los jardines
Traspirándome agua fuerte de las fuentes
de mis ganas.

Mientras yo,
cromático te envuelvo en mi mirada,
soñándome una vida de optimista jardinero,
de un artista enamorado, un obrero de tu cuerpo
pagándome el salario en ti,

Pintándote.

Mi Primer Intento

Y miré
por el prisma de tus ojos,
yo miré.
Por el Aleph de tus sentidos
yo miré.
Y me vi, dibujado de recuerdos secos
hojarascas del destino,
apariciones, comentarios de los libros
que leí
alguna vez.

Y miré
algunos cuadros, tus dibujos
de mujeres mutiladas
con un dejo de esperanza
en sus caras, en sus cuerpos
serpenteantes, solitarios
y a la vez, me percaté
que sus miradas apuntaban
hacia el cielo,
donde estaba un principito
tembloroso de incesantes
desazones, que intentaba sonreírle
a la vida, a tus ojos, a las mujeres con sombrero
al Aleph de tus sentidos
y todo eso, yo miré.

y miré,
me metí bajos tus manos,
me salté los fundamentos,
me deshice en pedazos
de cada uno de tus llantos,
rebané cada sonrisa, para poder hacer con ellas
muchas risas.

y miré
por debajo de tu blusa, de tu falda,
por los pliegues tironeados por el tiempo
por tu pubis cual victoria
las frutillas de tus senos,
aquel olor a tu sexo en las mañanas, sumergido
dando gracias a la vida, a tus ojos, a las mujeres con sombrero
al Aleph de tus sentidos
y todo eso, yo miré.

El Metro, Unidad de Medida.

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- Pasaron trescientas veinticuatro personas antes que cerraran las puertas de la estación. Espero quince minutos con treinta segundos hasta que las volviesen a abrir. La divisó entre la cuarta o quinta persona delante de el.
En el Vagón esquivó cuatro mochilas y dos paraguas para poder acercarse a ella. Pasaron otros cinco minutos para armarse de valor y hablarle.
Ella, en las doce estaciones y dos trasbordos que duro el trayecto, se dio cuenta de que era el indicado. Tardaron un año y siete meses en subir la cifra de dieciséis millones de chilenos, a dieciséis millones, más uno.
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