Hombre-Sapo (Cuento Infantil)

Aquel sapo era infeliz. Saltando y saltando era solo una mancha verde que se movía rítmicamente. A veces veía a los hombres caminar cerca del estanque y le daba una pena tremenda.

Un día, mientras paseaba por el bosque, la diosa Bondad vio al pobre sapo llorando al borde de la chépica.

- Hola pequeño amigo - le dijo - ¿Porque estás tan triste siendo tan hermoso día?

- Mi bella dama - contestó el sapo - No me gusta ser lo que soy, no estoy conforme con croar y saltar todo el día. Odio mi color verde y siento unas ganas incontrolables de poder bailar de pie, derecho, como los seres humanos.

La bella Diosa escucho atentamente las palabras de aquel ser y mirándolo tiernamente digo:

- Yo puedo concederte tu anhelo, amigo mío. Solo tienes que desearlo fervientemente y yo lo haré realidad.

Entonces él sapo, cerrando sus ojos de sapo, pensó en querer ser humano, y lo deseo de tal manera, que sus patitas verdes llegaban a estar tiesas de lo concentrado que estaba.

Al abrir sus ojos, lo primero que notó fue que la hermosa mujer no estaba ya junto a el.

Luego, de un sopetón, cayo en cuenta que su piel ahora era de un inacabado color rosáceo y de que tenia sus extremidades mucho más largas.
Salió a caminar con ellas.

Mientras más avanzaba por el borde del camino, más triste se iba poniendo. Recordaba vagamente una sensación tan placentera que ya no le era propia, añoraba poder saltar alto y mas alto rítmicamente. Miró a una rana verde al borde de la chépica y sintió una envidia tremenda.

El hombre se sentó abatido al borde del estanque. Cuando la diosa Bondad que paseaba por ahí lo vio y le dijo:

- ¿Porque estás tan triste siendo tan hermoso día?, amigo mío.


Dedicado a quienes escriben para los niños, y también para los que tienen un niño que se niega a crecer
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