El le teme...

El le teme a la noche fría,

a los orgasmos ovulados,

a los besos que le saben a ausencia.



Le teme ante todo a su característico problema de querer enfocarse y pensar en todas las aristas de un problema y de sus posibles consecuencias y posteriores soluciones.



Teme el pensar los orgasmos, los besos y los problemas anteriormente mencionados.



Le teme amar.



Se despacha unas frases para el bronce en una habitación terriblemente sola, donde aún estando en compañía no puede evitar sentirse así, solo.



El le teme a las cosas cotidianas,
y disfraza su temor con cotidianidad.

Se para en la punta de los pies cuando pasa por el metro
Y se sienta en los bancos de alguna plaza con juegos infantiles.



Obviamente no se sienta en los planetas ni se para en punta de pies en trasbordadores espaciales, es que disfraza su miedo con cotidianidad, fumando mientras camina acompañando a sus temores en el camino.



Le teme también a ser feliz.



Avanza volteando por la vida, como una camisa dentro de una máquina lavadora de carga frontal, como un caleidoscopio que de cagado solo tiene piezas de un solo color.



Que se arriman, se ajustan, se dispersan.



El le teme a no ser suficiente

a pensar que nunca servirá para merecer análisis profundos.



Que su paso por la vida no será más merecedor de atención que un poco de cereal con leche que cayó sobre un piso de flexit. Eso quiere decir casi nada de atención, ya que el flexit se limpia rápidamente, con un paño o con una estopa, en cambio si hubiese sido sobre alfombra o sobre otro tipo de pavimento, esta analogía no podría haber sido llevada a cabo y la atención hubiese sido mayor de la que se desea expresar.



A eso también le teme.



Le teme al temer y al saberse temido,
porque sabe que yo le temo profundamente a él
a que de una vez por todas destruya lo que se ha intentado edificar
a que las palabras no sean más que medusas en aguas turbias
o mantarrayas matando a conductores de programas sobre la naturaleza
que de una vez por todas sea el quien tema su propia temor
lo viva, lo disuelva
y no termine siempre disolviéndome a mí.

1 Coments:

sandra dijo...

yo no le temo al frío, pues me acurruco contigo, y no le temo a los orgasmos ovulados, sí le temo un poco a una vida que se nos podría avecinar demasiado pronto, no porque no seamos capaces, sino porque todavía no es tiempo, creo.. aunque tampoco le temo taaanto, igual no sería tan malo...
y ya no temo amar.. ni amarTE :)
ni mucho menos a ser feliz!! soy feliz cuando estoy contigo, y me gusta sentirme así.. no coarto mi propia felicidad buscando dentro de mí, motivos para entristecerme, porque no me da miedo ser una persona feliz.. al menos en eso, sí me dejo llevar :)
No entiendo a qué te refieres con "ser suficiente"... =/

Me gusta mucho el párrafo del flexit! jajaja es muy de tu estilo, pero yo creo que mereces más atención que un insignificante manchón de leche con cereal.. y yo creo que sí tienes la atención de la gente importante, ni más ni menos.

pero.. quién es "él"?
tienes un "otro yo"?

top