.
.
.
te llamo y marco apurado el número de tu casa
y contestas o no
contestas
ojala que no sea la vieja de tu madre sino que fueras tú quien contestas
me gustaría que lo hicieras solo para saberme de nuevo un poco más cerca de tu boca
y que al otro lado están las manos que he tocado
y me han tocado
que sepas que al otro lado no hay una grabación bizarra ofreciendo el pack promocional de cable más teléfono más internet
sino que estoy yo
aunque no te hable ni te ofrezca el pack promocional
de mi cuerpo
más mis ganas
más mi sexo
¿Porque cresta no puedo marcarte y hablarte de todas las cosas que te haría si te tuviera cerca?
¡Puta que es fálico el teléfono!
es casi una felación el hecho de llamarte
y besarte/mordisquearte/acariciarte/lamerte de a poquito/introducir la lengua
en los hoyitos del auricular
hasta el nombre es caliente por la mierda
te llamo y marco apurado el número de tu casa
pero no contestas.
.
.
.
.
.
.
La poesía no se me da,
no se me entrega,
tengo que agarrarla de improviso
pa' que entre,
digo,
debería ser integral
como el pan que comemos a veces
en los tiempos que hay lucas.
Debería ser gaseosa.


La poesía debería ser fumable,

aspirable,

inyectable,

besable…




Combustible.





Es cierto, no se me da paná
¡y con veintitantos creís que no me ha dado cuenta por la chucha!
Claro que lo sé, la poesía no quiere nada conmigo,
es que el primer culión que nos pegamos fue malo
y cagué.
Siempre la vi como una amante traicionera,
pero que perdona,
con tantos malos poetas y tanta mala poesía
yo decía "que importa otro gueón más, total ya habemos tantos"
por último hacemos patota y entre todos le pedimos el minuto feliz






Ese minuto que no llega nunca y que nunca fue feliz






para nadie.






Poesía de mierda,
tan llena de metáforas y decir una cosa para evocar otra.
Las montañas son tierra por la cresta,
no son voluptuosas manos queriendo alcanzar al sol.
Es nieve loco, nieve, agua congelada,
un proceso físico,
no discuto que es linda la cosa blanca esa
pero solo es nieve, para tirarse al suelo y hacer angelitos.
Adentro mío lo entiendo,
siempre lo entendí,
sé que nunca llegaré a ser un buen poeta.
.
.
.
.
.


La historia es bien sencilla. Tú me quieres y yo no te quiero a ti. Me usas en tu cariño para mantener alejados a tus fantasmas. Yo me cobijo en el tuyo y me hundo asustado dentro de tu pecho.

Cuando llega la hora, me tomas del brazo y le muestras al mundo que estoy al lado tuyo, que eres feliz. Cuando llega la hora amarro a mis demonios y me dejo llevar del collar que tienes entre tus dedos, saco la lengua y muevo el rabo para mostrarle al mundo lo domesticado que estoy, le ladro a la vida que estoy contigo. Que me tienes y que te tengo.

En el momento de amarse desatas la tempestad y me empapas de tu cuerpo. Yo me dejo llevar por el oleaje de tus ganas y empujo salvaje la perversión de mis deseos. Pero callas el orgasmo y te abandonas una vez más. Nuevamente te pierdes y te olvidas un poco de ti misma, de tus temores y me abrazas fuerte para saber que sigo ahí, que no te he dejado sola enfrentando la tormenta. Por mi parte me ofrendo en la comunión del coito como si fuera lo último que nos quedara, como si el mundo se acabara al momento de retirarme de tu cuerpo, que cuando la fusión concluya llegará el Ragnarok, los terremotos mayas, el diluvio bíblico y que si no me encuentro en el arca de tu sexo no podré salvarme ni salvarte a ti conmigo. Cuando acabas pregunto que te pasó sonriendo malicioso y te doy el abrazo más mojado que puedan darte.

La historia es muy sencilla, tú me quieres y yo voy sintiendo de a poco que te voy queriendo. Reflejas tus miedos en mis ojos temblorosos y ya no siento las ganas de huir que sentía al principio. Antes viajaba entre diversas sábanas y no podía evitar las ganas de saltar de ellas y empezar todo de nuevo. Ahora es la paz que se incuba en tu pecho lo que me mantiene atado a tu destino. Impides que caiga al barranco y que me vuelva a destrozar. Sacas un pañito aterciopelado y me vas envolviendo como a un niño pequeño.

La historia es bastante sencilla. Sientes que me quieres y yo voy armando, contigo, de a poco, mi cariño.
top